Democracia 3.0 (o el encanto de la ciberpolítica)


El paradigma de Internet 1.0 consistió en traspasar la información analógica al ciberespacio; el 2.0 fue producir especialmente para la red; y el 3.0 está signado por la socialización de los contenidos, que convierte al usuario en productor al mismo tiempo. Si aplicáramos estos paradigmas al terreno político, estaríamos ad portas de la Democracia 3.0, que convertiría al consumidor pasivo en ciudadano activo, recuperando su original sentido de participación en el gobierno de su sociedad.

Baudrillard decía que los políticos prefieren la magia de la imagen, por eso resulta imposible pensar cualquier acción política al margen de lo mediático; del mismo modo, Internet no tardaría en convertirse en la plataforma de moda para la democracia.

Algunos analistas se muestran confiados en que Internet, por sus características de interacción (casi anárquicas), transforme positivamente la relación entre políticos y ciudadanos, recreando una horizontalidad que creíamos cedida únicamente a los criterios comerciales de los medios de comunicación tradicionales. Para ellos, la virtualidad on line supone una suerte de ágora rediviva. Otros escépticos, en cambio, sostienen que tarde o temprano las élites dominantes y la “democracia representativa” –hoy bajo serios cuestionamientos de legitimidad- reabsorberán estos nuevos canales comunicativos bajos sus intereses. Los críticos, entre otras razones, sustentan su pesimismo en la ínfima porción de ciudadanos que participan del ágape tecnológico, y menos aún quienes lo hacen con fines políticos.

No obstante, en países ricos el cambio que Internet ha sugerido en la comunicación política es notorio. Conceptos como “ciberdemocracia” o “blogpolítica” son ineludibles en estrategias contemporáneas pre y post electorales. Los ejemplos abundan y van desde Jordi Hereu, el alcalde catalán que somete sus proyectos al escrutinio popular por medio de su blog; hasta los precandidatos demócratas y republicanos en Estados Unidos, que compiten por crear los espacios más novedosos para agrupar seguidores (bajo el concepto del Hi5 o MySpace), compartir contenidos (vía YouTube o Flickr), sindicar información (RSS Feed) y levantar fondos para sus campañas (telebanking). Un caso más cercano es el chileno, donde la hoy presidenta Michelle Bachelet fue la primera candidata en usar un blog (que constituyó una gran herramienta para acercarse a votantes jóvenes).

Quizá las próximas elecciones peruanas sean el inicio de esta corriente en el país o, quién sabe, el encanto de la ciberpolítica se desvanezca entre sus bits para entonces.


Más sobre el tema...

1 comentarios:

Roberto Sánchez Montoya dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.