Buscando un rinconcito en tus altares

Digno Señor:
Me declaro ateo, y que no se entienda esto como el malgasto de una educación que conjugaba la justicia social con el catolicismo sincero, sino como la más pura manifestación de mi individualidad. Una suerte de aprovechamiento amable a esa oportunidad que siempre gocé de pensar por mis propios medios. No obstante de esta declaración de principios, debo hacer un oportuno deslinde: me encanta la parte de la paz en las misas, en donde te saludas con las señoras de tu costado que cantan "cómo no creer en Dios si me ha dado a la mujer querida..."; y, desde luego, adoro a Santa Rosa de Lima por permitirme despertar hoy al mediodía y no tener que madrugar como todos los lunes -que es tan autoflagelación como sus benditos latigazos y ayunos-. Quién sabe, quizá y aún tenga chance de colarme en el cielo o, como dice Silvio, "en un rinconcito en tus altares". Que Dios los bendiga. Sobre todo a ti Isabel Flores.
Quedo de Ud.

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